Es la biología en general y la genética en particular mi afición frustrada y asisto con una mezcla de incredulidad y asombro al anuncio del estado de la investigación sobre el genoma humano.
Me maravilla que me haya tocado ver cómo nos aproximamos, desde la pequeñez que somos, a desentrañar nuestras propias reglas básicas y las del resto de los seres vivos que habitamos en esta pequeña bolita que es la tierra.
Un puro azar va cambiando las combinaciones de las cuatro «letras» de las que todo se compone; pequeños cambios de posición que desencadenan grandes diferencias aparentes y también reales. Sólo a la especie humana el azar le proporcionó capacidad de abstracción y aprendizaje, individual y colectivo, capacidad de acumular tenazmente el saber de muchos, de transmitirlo generosamente, de modificarlo y ampliarlo y le dio una curiosidad sin límites, un deseo de saber gracias a todo lo cual el hombre consigue el conocimiento, la ciencia, la cultura. La especie en su conjunto nos salva de la miseria de los individuos. Unos a otros tenemos que vigilarnos para que estas nuevas posibilidades que se abren en torno a la medicina, la salud, la enfermedad sirvan a todos y no sean un nuevo motivo de desigualdad y distancia pero bastantes veces miramos el lado oscuro, hoy no, hoy tenemos que felicitarnos porque avanzamos en el conocimiento y esto siempre nos hará más libres.
Concha Ledesma. El Adelanto 8 Julio 2000