Están cambiando los tiempos: Nuestros pacientes son ahora más exigentes, tienen unas mayores y más fundadas expectativas del proceso sanitario y exigen un trato igualitario y confortable, son mayores y con una mayor esperanza de vida; nuestros proveedores, médicos de atención primaria, están ahora bien formados y disponen de medios; disponemos de nuevas tecnologías con las cuales se facilita y acorta el proceso diagnóstico y terapéutico…Y sin embargo, que poco ha cambiado nuestro hospital: las salas de espera de las consultas externas están abarrotadas, los horarios persisten limitados a las mañanas, las habitaciones siguen saturadas de enfermos (hasta 3 por habitación y baño), las nuevas técnicas de cirugía ambulatoria apenas ahora empiezan a desarrollarse, es un lujo disponer de ordenador en las consultas y no digamos de Internet…
Era preciso que algo se moviera, había que poner imaginación, y surgieron… las peonadas. Se trata de contratar a los propios profesionales del hospital en jornadas de tarde, para intentar atajar el problema de las listas de espera. El riesgo es que el hospital gire alrededor de este invento. Demasiados peligros y escasa ambición para un hospital a las puertas del siglo XXI.
Aurelio Fuertes
Pubicado en «El Adelanto», 4 Noviembre 1999