Conforme se acerca la fecha de apertura del nuevo hospital de Salamanca, que va a significar un cambio importante en la asistencia sanitaria que se ofrece a la población, resulta más necesario repensar el papel que va a desarrollar el hospital de Los Montalvos en la estructura asistencial.
Los avances de la Medicina hacen que, cada vez en mayor medida, una parte importante de la asistencia sanitaria tenga lugar de forma ambulatoria, y por eso, en los nuevos hospitales, no es tan importante el número de camas (que era la base de los antiguos), sino la capacidad para resolver problemas sin necesidad de ingresar al paciente. Ello es posible por la incorporación de nuevas tecnologías y por la capacitación de sus profesionales. El nuevo Hospital Universitario de Salamanca ha sido diseñado para responder a estas necesidades.
Sin embargo, junto a esta tendencia de ambulatorizar la asistencia, la población objeto de atención sanitaria está cada vez más integrada por personas de edad avanzada con enfermedades crónicas y, en el caso concreto de Salamanca, el envejecimiento de la población del área de salud es evidente. Esta población tiene necesidades diferentes en cuanto a la asistencia que precisa, que en muchos casos es más sociosanitaria que estrictamente sanitaria.
La atención integral de los pacientes con enfermedades crónicas, crónicas agudizadas, pluripatologías o dependencia es uno de los mayores retos de los sistemas sanitarios modernos. Rafael Bengoa, experto en sistemas de salud para enfermos crónicos y ex director de Salud Pública de la OMS, señala que para mejorar el modelo asistencial hace falta coordinar Atención Primaria y Especializada y también coordinar los servicios sociales con los sanitarios.
Este tipo de asistencia precisa de una estructura extrahospitalaria (asistencia domiciliaria) y también de hospitales de media o larga estancia. Estos hospitales tienen como finalidad ayudar a la convalecencia, rehabilitación, mejora de la calidad de vida de pacientes con enfermedades crónicas, y cuidados paliativos si son precisos, para posteriormente brindar al paciente crónico asistencia domiciliaria, prestando especial atención a su rehabilitación con el objeto de favorecer la recuperación de la salud, el fomento de la autonomía y la mejora de la calidad de vida.
Este tipo de hospitales funcionan como una extensión del propio hospital de agudos y garantizan una atención integral y de calidad a los enfermos crónicos. Por ello merece la pena pensar de nuevo (ya se pensó hace algún tiempo) el papel que puede jugar el hospital de Los Montalvos, fundamentalmente como un hospital de media estancia y, teniendo en cuenta la excelencia de sus habitaciones, incluso un hospital de crónicos o una residencia asistida, o todo ello simultáneamente. Serviría para descongestionar el nuevo hospital, ofrecer asistencia adecuada a la población envejecida y con un coste mucho menor que un hospital de agudos.
Como escribía anteriormente, hay cosas que merece la pena repensar.
Miguel Barrueco