SALUDOS MIL
Hace un mes que entró en vigor la Ley que regula el consumo de tabaco en lugares públicos cerrados. A pesar del poco tiempo transcurrido podemos considerarla un éxito. Es similar a las de países de nuestro entorno, se cumple muy bien y la mayoría de empresarios y clientes están contentos e incluso no salen de su asombro al pensar como es posible que hayamos tardado tanto en tener una Ley así.
Únicamente un sector minoritario de la hostelería, para nada representativo del sector, se empeña en hacer bandera de su oposición a la Ley, argumentando que les produce pérdidas. En plena crisis y en un mes difícil para todos como Enero no son creíbles esos balances precipitados. Cuentan con los mismos clientes que antes: en Salamanca, como en el resto de España, siguen llenos de clientes y ahora de aire limpio.
¿Por qué entonces esta oposición? No es nada nuevo, ya ha tenido lugar en otros países que han aprobado leyes similares. Es una estrategia global diseñada por la industria tabaquera que busca aliados que la lleven a cabo y se basa en las mismas letanías: las que se repiten aquí ya se han repetido antes en esos países. Curioso ¿no? porque se podría deducir que los portavoces de la revuelta sirven más a intereses ocultos que a los de su sector. Teniendo en cuenta los últimos acontecimientos vividos en Marbella bien harían los hosteleros de no rodearse, y mucho menos dejarse manejar, por personajes que utilizan la oposición a la Ley para volcar su agresividad verbal contra el Gobierno de España, olvidando que es una Ley aprobada por todos los partidos.
¿Hasta cuando seguiremos oyendo sus letanías? Posiblemente unos meses más. En otros países han durado uno o dos meses hasta que han comprobado que no sirven de nada. En España durarán más porque las tabaqueras, a las que los intereses de la hostelería le importan un comino, han hecho un gran esfuerzo por utilizarlos para oponerse a esta Ley ya que su estrategia en los países de Europa de Este y Latinoamérica era poner como ejemplo la Ley española del 2005, precisamente porque no valía para nada. Ahora quieren tumbar esta como sea porque se les ha estropeado el ejemplo.
Miguel Barrueco. El Adelanto 12 Febrero 2011