Me refiero al nuevo hospital, o al remodelado a construir por etapas. Tras 16 años esperando, la promesa tarda demasiado en materializarse. Esperemos que esta vez, sí. Que por fin contemos con un hospital a la altura de los tiempos.
Si bien el centro está destinado a la sociedad, el otro aspecto esencial es si este nuevo centro podrá salvar la deteriorada situación interna del hospital, la profunda desmotivación de sus trabajadores, la ausencia de liderazgo que enarbole proyectos ilusionantes, el profundo descreimiento hacia cualquier nueva fórmula, o nuevo proyecto.
Este tiempo perdido no sólo ha tenido el dañino efecto de negar a los salmantinos un centro más digno y eficaz, sino que ha contribuido decisivamente a degradar el ambiente laboral.
No se trata de asignar responsabilidades, habría mucho que repartir, y desgraciadamente en estos asuntos de gestión de la cosa pública, al final nadie es responsable. Otro signo más de nuestra falta de cultura democrática y falta de adaptación a los espacios sociales más avanzados.Lo importante ahora es exigir agilidad en el inicio y la pronta finalización del proyecto, y en segundo lugar, pero tan importante o más que la obra física, ir elaborando e implantando otros modos de funcionamiento de los profesionales.
No sé si todavía es tiempo de recuperar la ilusión, pero ha de intentarse. El nuevo centro es un excelente revulsivo, pero posiblemente ya no sea suficiente.
Si n se cambian los modos de organización, hacia otros menos encorsetados que sustituyan la estructura actual con olor a naftalina. Si no se ponen en marcha procesos funcionales modernos, que superen conceptos hospitalarios ya caducos. Si no se varía el concepto de grupo de trabajo y se deja de hablar de servicios para hablar de unidades de trabajo. Si no aportan proyectos organizativos nuevos y creíbles, junto a propuestas de trabajo actuales y competitivas con cualquier centro puntero, si no hacemos algo de esto, el futuro ya está comprometido a pesar del nuevo centro.
El hospital todavía no está construido. Fíjense que empezamos a avisar pronto.
Miguel González Hierro.
Pubicado en «El Adelanto», 17 Noviembre 2007