La «Promoción», como mejora laboral y económica, es algo alcanzado en la mayoría de las profesiones. Prácticamente en todos los puestos de trabajo, públicos o privados, estatutarios o funcionariales, los trabajadores tienen alguna expectativa para mejorar, en algunos casos incluso muy amplia.
Entre los profesionales médicos, la falta de expectativas es un problema tanto de los de la atención primaria como de los de la especializada. Los primeros cifran sus esperanzas de mejorar su situación laboral en que se jubilen otros compañeros que ocupan una plaza más apetecible, aunque probablemente accedan a ella con menor salario. Los médicos hospitalarios especialistas, en la mayoría de los casos, no aspiran a trasladarse a otros hospitales, pero sí a acceder a otro nivel, que ven lejano puesto que está ocupado por compañeros de edad similar o con jubilación muy lejana. La igualdad salarial, a la que conduce la falta de promoción, perjudica a los profesionales que más trabajan, y que no ven incentivada su actividad y favorece a los peores, que se acomodan fácilmente a esa situación. La edad media del personal sanitario del Sistema Nacional de Salud está creciendo peligrosamente sin que se atisbe la posibilidad de un recambio inmediato, del rejuvenecimiento de la plantilla o del estímulo mediante incentivos laborales o económicos.
Las expectativas profesionales de la mayoría de los médicos son escasas o nulas. Con este futuro no es de extrañar (aunque ni mucho menos lo justifico) el desánimo de la mayoría de los profesionales médicos. Es necesario estar muy mentalizado por la formación continua, que indiscutiblemente mejora la asistencia sanitaria, si no se ven unos incentivos que justifiquen el esfuerzo que tal formación supone.
Desde hace muchos años, sindicatos, colectivos médicos y asociaciones, entre las que se encuentra la ASOCIACION PARA LA DEFENSA DE LA SANIDAD PUBLICA, reclaman de la Administración el desarrollo de la «carrera profesional médica» que solucione este problema.
PABLO DE UNAMUNO. El Adelanto