Las crisis, pueden ser oportunidades. Lo son de hecho para quien sabe aprovecharlas, quien aprende de ellas, innova o modifica sus hábitos a favor de otros más idóneos.
Pero en sanidad, en la sanidad pública, no hemos sabido aprovechar para nada esta lamentable crisis.
Dos enfoques de cómo podría haberse afrontado esta situación de escasez de recursos financieros –ya que es a esta vertiente económica a la que nos referimos al hablar de crisis- para intentar mejorar la situación de la organización sanitaria.
Una, por parte de la propia organización, intensificando las actividades y actuaciones de inspección y evaluación del sistema. Es sobradamente conocido que existen múltiples nichos de actividad mejorable: horarios, tiempos de utilización de tecnologías, porcentajes de uso de consultas, quirófanos y exploraciones, análisis de listas de espera y tiempos de demora, estudio de derivaciones… y un largo etcétera.
Esta sería una primera forma de aproximación a la mejora de la eficiencia, el análisis del rendimiento.
Una segunda fórmula, desde los propios profesionales, desarrollando metodologías de trabajo que se hubieran orientado a la efectividad y a la mejor protección de la salud. Es comúnmente aceptado que de la actividad sanitaria desarrollada –en términos generales- una tercera parte de la misma, es inadecuada. Y este principio es aplicable a la casi totalidad de las actuaciones sanitarias: consultas, exploraciones, peticiones de pruebas…
Sería desde la reflexión sobre la inadecuación, sobre el uso inadecuado de recursos, que los profesionales podrían haber desarrollado métodos más eficientes, más ajustados a las necesidades reales.
Esta segunda opción de haber aprovechado la crisis, tendría dos vertientes de mejora: el menor gasto –por eliminación de usos inapropiado-, y la mejora de la salud de la población, al evitarse impactos negativos o adversos de la tecnología sobre las personas.
Ninguna de las dos cosas se ha hecho. Otra oportunidad perdida.
Miguel González Hierro (ADSP Salamanca)
Publicado en El Norte de Castilla 17 de enero de 2015