La cultura del medicamento.
Ya desde hace tiempo llevamos escuchando a medios de comunicación y políticos sobre la “falta de médicos” en España, que en muchas ocasiones sirven para justificar ciertas medidas como los conciertos privados o la contratación de personal “extracomunitario” sin especialidad médica homologada. Pero, ¿hay en España falta de médicos? La realidad es que, si nos comparamos con otros países de nuestro entorno, España tiene un ratio de Médico/100.000 habitantes mayor que la media europea y sin embargo, si nos fijamos en el mismo dato de otros profesionales de la salud, por ejemplo enfermería, fisioterapia, psicólogo, administrativos, nutricionistas, trabajadores sociales…, ocurre todo lo contrario. Y es que España tiene un sistema sanitario hipermedicalizado, centrado, por tanto, en la hiperprescripción de fármacos que es competencia casi exclusiva (exceptuando la prescripción-enfermera) del personal médico. Por ello, este modelo lleva a que todo problema médico, consulta o gestión administrativa relacionada con la salud de las personas tenga que pasar sí o sí por una consulta de medicina. Así, las consultas médicas se saturan, hay menos tiempo por acto, y se tiende a medicalizar más (es más rápido hacer una receta que abordar la raíz de un problema de salud complejo). Este modelo conlleva a perpetuar una cultura del medicamento que lleva estableciéndose desde hace años en los centros sanitarios y en la sociedad (no voy a hablar aquí de la participación de la industria farmacéutica en esa perpetuación).
Pero romper con esa cultura del medicamento no es ni fácil ni rápido, y la realidad es que, desde hace tiempo, la mayoría de servicios de salud autonómicos no consiguen cubrir las plazas que se van quedando vacantes, especialmente en Atención Primaria. ¿Qué hacer entonces con el problema de recursos humanos en sanidad?
Más allá de una reforma profunda del sistema que fomente la multidisciplinalidad real y no sólo la utilice como palabra de moda para adornar cada una de las propuestas vacías realizadas por los diferentes partidos políticos, se deben poner en marcha medidas concretas para reformar la gestión de recursos humanos del sistema actual.
Gestión de recursos humanos
Este mes se ha resuelto el concurso de traslados en el SACYL y próximamente se resolverá el concurso oposición pendiente. Ello va a suponer una movilización masiva de profesionales médicos a lo largo de todas las áreas de salud del territorio de Castilla y León lo que provocará la desestabilización de muchos equipos y una merma en la continuidad asistencial para gran cantidad de castellanoleoneses.
Si analizamos el sistema actual de cobertura de plazas vacantes basado en convocatorias masivas de periodicidad errática que supone una alta temporalidad y precariedad laboral, veremos que es un sistema poco atractivo para los profesionales.
La temporalidad en la cobertura y la falta de longitudinalidad en la atención supone un gran déficit de la calidad asistencial y hay evidencias de que aumenta la morbi-mortalidad. Por todo ello, abordar una reforma y actualización de la política de recursos humanos del sistema sanitario es una cuestión que lleva tiempo siendo muy necesaria.
Nuevo sistema de contratación propuesto para la reconstrucción social y económica.
En julio del 2020, en respuesta a la crisis generada tras la primera ola de la pandemia de COVID-19, se aprobó en el Congreso de los Diputados con gran consenso, el dictamen de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica en el que se propusieron una serie de medidas dirigidas a mejorar diversos aspectos de nuestro sistema sanitario. Entre estas medidas se propone un sistema de contratación de personal abierto y permanente que combine una prueba nacional periódica de competencias y un sistema de selección local por concurso que esté adaptado al puesto vacante y que posibilite la reposición temprana y específica de cualquier plaza que quede sin titular.
Ésta propuesta podría suponer para los profesionales un incentivo para mantenerse actualizados en sus competencias y una oportunidad continua de mejorar su cualificación para promocionar, lo cual le aseguraría al sistema una plantilla de profesionales de alta calidad y motivados. Además, el sistema de concurso de plaza unitaria, adaptada al puesto podría mejorar el acoplamiento del puesto al perfil de la persona aspirante y permitiría su cobertura antes incluso de que se produjese la vacante permitiendo un periodo de “traspaso” clave para asegurar la continuidad de cuidados. Por otro lado, daría estabilidad a las plantillas de los equipos ya que los cambios se producirían de una forma paulatina y no como el actual sistema en el que tras la resolución de un concurso de traslados o concurso de oposición pueden producirse varios cambios simultáneos en un mismo equipo con todo lo que ello implica en las dinámicas de trabajo.
Siendo ésta una nueva propuesta que, a priori, podría suponer diversas ventajas, un cambio de ese calado requiere un análisis riguroso de las posibles consecuencias, siendo recomendable investigar sobre experiencias similares en otros países. Además, de llegar a implantarse sería imprescindible hacerlo a nivel nacional y hacerlo de una forma organizada para que se acople correctamente con el sistema actual de estatutarios y para que no se den injusticias ni agravios comparativos.
Sin embargo, ya han pasado casi 4 años desde aquella propuesta y no se han iniciado pasos para realizar ningún cambio. Parece que vuelven a ser todo palabras escritas en papel mojado.
Cristina Cabrera