Son muchas las enseñanzas que pueden extraerse de la crisis generada por la iniciativa de privatización sanitaria en Madrid. Alguna de ellas:
1. El Gobierno nunca se planteó la privatización como una forma de ahorrar costes y «sostener el sistema» (las últimas propuestas de reducción del número de hospitales a privatizar lo demuestran). El objetivo tiene un gran componente ideológico y es desmantelar lo público y repartir la «tarta» de la sanidad entre la empresa privada del sector, en la cual por cierto están injertados muchos de los políticos pertenecientes al partido en el poder.
2. Los profesionales están a favor de la sanidad pública, entre otros motivos porque entienden que en un sistema privado, la calidad de su trabajo se resentirá y no podrán alcanzar la excelencia y la autonomía que desean, objetivo consustancial para todo buen profesional. Han demostrado además que, con un objetivo común es posible la movilización de todos e ir todos unidos, aunque los motivos no sean totalmente coincidentes.
3. La población ha empezado a entender que con la privatización pierde, aunque no tenga que pagar en el momento de la consulta. Sabe que en la empresa privada es básico obtener beneficios y para ello reducirá costes de personal y tecnología y escogerá solo los pacientes menos gravosos y las localizaciones más rentables. Si el gobierno quiere tener la situación controlada, deberá aumentar la burocracia y con ella los impuestos, impuestos que ya no irán solo a mantener el sistema sanitario, sino también al sector económico que lo gestiona, a veces empresas de capital riesgo, que hoy están en la salud y mañana quizás en la fabricación de armamento.
La ADSP trató de la privatización sanitaria en Madrid y su posible extensión al resto del país, en una Mesa Redonda que se celebró el jueves 14 de Febrero
Aurelio Fuertes
publicado en «El Ademanto» 10 Febrero 2013