Hace apenas tres meses, durante la campaña electoral, el gobierno presentaba como un importante logro la reducción de las listas de espera. Hoy, tras conocer la opinión pública la muerte de algunos pacientes mientras esperaban ser operados de corazón, la situación es muy diferente y se ha suscitado un interesante debate.
Aceptando que las listas de espera son necesarias en un sistema sanitario público como el nuestro –de libre acceso universal-, pues actúan regulando la demanda, mientras en la sanidad privada la regulación la hace el dinero (al que paga se le atiende inmediatamente y al que no puede sencillamente no se le atiende), lo que es inaceptable es que se den unos tiempos de espera exagerados.La desc
apitalización progresiva de la sanidad pública está en el fondo del problema. En España el gasto sanitario no se ha incrementado lo suficiente para cubrir las necesidades crecientes derivadas del envejecimiento de la población y de la aparición de nuevas tecnologías. Como consecuencia de estos dos hechos hay más pacientes con patologías graves y la medicina dispone de recursos para atenderlos. El Estado debe asignar el dinero necesario para cubrir estas necesidades: adquiriendo material donde se necesite, contratando personal en servicios deficitarios, poniendo en funcionamiento por la tarde los quirófanos, etc.
También es posible mejorar la gestión de las listas de espera y, por supuesto, estas deben de ser transparentes para evitar que se produzcan fraudes.
Soluciones dentro de la sanidad pública hay muchas pero, desde luego, el trasvase de pacientes a la medicina privada no haría sino empeorar la situación pues conduciría a la descapitalización del sistema.
José Luis Garavís. El Adelanto 3 Junio 2000