El pasado lunes muchos españoles conteníamos la respiración mientras mirábamos estupefactos cómo un balón inofensivo esquivaba el pie de Unai Simón para colarse en la portería como Pedro por su casa… Sin embargo, el verdadero autogol que se estaba (y está) metiendo España, con un público mucho más modesto, estaba sucediendo en el Ministerio de Sanidad.
Como anticipábamos hace dos semanas, estos días se está llevando a cabo la adjudicación de plazas de formación sanitaria especializada y, por primera vez, no se trata de un acto presencial y a tiempo real, sino de una adjudicación telemática.
De poco ha servido que los y las jóvenes aspirantes lleven semanas quejándose, manifestándose y exigiendo un sistema más transparente (como el que había hasta el año pasado). El Ministerio de Sanidad no ha dado su brazo a torcer, salvo pequeñas concesiones al acceder a fraccionar la elección, en lugar de concentrar toda la adjudicación en un solo día. Una muy pequeña victoria para estos jóvenes médicos y enfermeros que esperan enfrente de sus ordenadores una resolución que marcará el principio de sus carreras profesionales.
Recordemos que a estos chicos y chicas la pandemia les sorprendió en su último año de carrera. En medio del caos, vieron cómo sus prácticas se suspendían, sus exámenes quedaban en el aire y se dieron de bruces con una realidad a la que no esperaban enfrentarse tan pronto.
El país demandaba médicas y enfermeras para atender a cientos de pacientes, y ellos lo eran… o casi. Los hoteles se transformaban en hospitales que necesitaban personal, las calles se vaciaban y los centros sanitarios se llenaban… Y en la mente de muchos estudiantes, esa lucha interna entre su vocación de ayudar, la culpabilidad por no poder hacerlo, el miedo y la sensación de no estar preparado para esa situación.
Por si fuera poco, el examen MIR seguía allí, en algún lugar en el horizonte. Ese examen que todos deben hacer para comenzar la residencia. Con muchísimas dudas sobre fechas, aplazamientos… pero allí seguía. A estos jóvenes les ha tocado compaginar su vida personal, la pandemia y el estudio. Y pasado el examen, cuando la situación debería mejorar, de nuevo incertidumbre sobre un sistema de elección de plazas que parecía a todas luces una improvisación.
Las consecuencias de dicha asignación telemática las veremos dentro de un mes, cuando deban incorporarse a sus plazas y quizás muchos no lo hagan, porque falló el formulario online, porque no obtuvieron su plaza deseada o porque, por situaciones personales, decidan renunciar.
Ojalá de la misma forma que la selección española fue capaz de remontar un partido casi perdido, el Ministerio de Sanidad cambie su hoja de ruta y comience a cuidar a su personal en formación, porque es extremadamente valioso y nos va a hacer mucha falta.
Alicia Alonso