En estos tiempos de huelgas con trasfondo salarial asistimos al extraño letargo del colectivo médico peor pagado de la Administración autónoma. Me refiero a los médicos que trabajamos para los centros sociales: residencias de mayores y centros de discapacitados.
Estamos constatando un espectacular crecimiento de las residencias: somos la tercera Comunidad, detrás de Castilla-La Mancha (7%) y Navarra (6,5%) en ratio de plazas residenciales para mayores de 65 años, (6,3%). La consolidación de los servicios sociosanitarios gestionados por empresas privadas con ánimo de lucro es pura evidencia.
Los viejos, nos guste o no la palabra, son una mercancía más con la cual es posible enriquecerse. ¿Pero quién debe prestar la asistencia sanitaria a las personas ingresadas en estos centros? La asistencia sanitaria es universal y gratuita pero los servicios sociales no son accesibles a todos por igual.
La atención primaria tal y como está concebida actualmente no puede acoger a este colectivo constituido por grandes dependientes y ancianos frágiles. Los médicos de estos centros atendemos a las personas marginadas de nuestra sociedad y somos a su vez partícipes de esa marginación: salarios ínfimos, ausencia de reconocimiento profesional y aislamiento científico.
Nuestros responsables políticos miran para otro lado ante el éxodo masivo de buenos profesionales al sistema sanitario, ahora deficitario en médicos y con mejor salario que los servicios sociales.
Y qué hace el llamado poder gris, esto es, los propios viejos con sus potentes organizaciones de mayores. De momento, no quieren pensar en que son viejos porque la palabra no le gusta, y de la muerte mejor no hablar porque la ven cerca.
María Teresa Muñoz. El Adelanto 19 Abril 2008
Estamos constatando un espectacular crecimiento de las residencias: somos la tercera Comunidad, detrás de Castilla-La Mancha (7%) y Navarra (6,5%) en ratio de plazas residenciales para mayores de 65 años, (6,3%). La consolidación de los servicios sociosanitarios gestionados por empresas privadas con ánimo de lucro es pura evidencia.
Los viejos, nos guste o no la palabra, son una mercancía más con la cual es posible enriquecerse. ¿Pero quién debe prestar la asistencia sanitaria a las personas ingresadas en estos centros? La asistencia sanitaria es universal y gratuita pero los servicios sociales no son accesibles a todos por igual.
La atención primaria tal y como está concebida actualmente no puede acoger a este colectivo constituido por grandes dependientes y ancianos frágiles. Los médicos de estos centros atendemos a las personas marginadas de nuestra sociedad y somos a su vez partícipes de esa marginación: salarios ínfimos, ausencia de reconocimiento profesional y aislamiento científico.
Nuestros responsables políticos miran para otro lado ante el éxodo masivo de buenos profesionales al sistema sanitario, ahora deficitario en médicos y con mejor salario que los servicios sociales.
Y qué hace el llamado poder gris, esto es, los propios viejos con sus potentes organizaciones de mayores. De momento, no quieren pensar en que son viejos porque la palabra no le gusta, y de la muerte mejor no hablar porque la ven cerca.
María Teresa Muñoz. El Adelanto 19 Abril 2008