Los indicadores de salud (mortalidad infantil, esperanza de vida, etc.) sitúan a España en el sexto lugar del mundo, sólo por detrás de Japón, Suecia, Canadá, Francia y Australia, y por delante de Finlandia, Holanda, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica y EEUU. La contribución de la Atención Primaria a estos buenos resultados ha sido esencial. Un estudio realizado en 18 países de la OCDE concluye que una mejor salud de la población se relaciona con un buen sistema de Atención Primaria.
Sin embargo, a pesar de esta buena situación, son muchos los aspectos mejorables y que explicarían el porqué de tantas críticas y manifestaciones de descontento tanto por parte de los usuarios como de los profesionales de la Sanidad Pública.
El envejecimiento de la población, la inmigración, las nuevas tecnologías sanitarias, la conversión de la salud en un bien de consumo, son algunos factores que han contribuido a incrementar la demanda sin que se haya producido un incremento paralelo de los recursos en personal, equipamiento y medios.
En la Atención Primaria se resuelven el 90 % de los asuntos que llevan a los pacientes a los Centros de Salud. El 10 % restante, que no se puede resolver por no tener acceso a pruebas diagnósticas o por la necesidad de derivar a los pacientes a un especialista del hospital, se ve abocado a incorporarse a una odiosa lista de espera que, por demasiado larga, genera gran malestar en los pacientes, amén de provocar efectos perversos como la masificación de las urgencias hospitalarias (convertidas en muchas ocasiones en la única puerta de entrada al sistema) o la opción por la sanidad privada de quién puede permitírselo.
Seguro que todos estamos interesados en mantener una Sanidad Pública de calidad y, por supuesto, los más interesados serán nuestros políticos, por lo que es de suponer que se están entregando con denuedo a la búsqueda de soluciones y no se permitirán hacer demagogia con tema tan importante.
Jose Luis Garavis. El Adelanto 13 Agosto 2005