Lo pueden llamar como quieran pero esto son recortes en las prestaciones sanitarias a la población. Me refiero al cierre indefinido de varias plantas del Hospital de Salamanca y al cierre de las urgencias nocturnas en alguno de los subcentros rurales. Como en otros casos se toman las decisiones como si fuera algo imprescindible y sin alternativas. Se justifican manifestando que la ocupación hospitalaria no pasa del 74% y que las situaciones de urgencias en las zonas afectadas son algo meramente anecdótico. Tengo la impresión de que nos están diciendo que no solo hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, sino que también hemos estado enfermando por encima de las mismas. Sin embargo, si estas dotaciones no se necesitaban, es que se viene arrastrando una mala gestión de años por no haber reconducido antes la situación, pero si no es así, merecemos una explicación más convincente.
Por supuesto que un hospital moderno no debe ocuparse solo de la atención a enfermos ingresados, pero las camas siguen siendo necesarias y además si se eliminan habrá que hacer otra redistribución de los recursos humanos y explicar más detalladamente las razones, sin contar las dificultades de planificación si se cierran según la demanda de cada momento. Pasa lo mismo con el caso de las urgencias en algunas zonas rurales, ¿por qué se han elegido zonas que están lejos de la ciudad y no otras? ¿por qué solo en el horario nocturno? ¿cómo se va a compensar o a remediar ese déficit de atención?.
La impresión es que no se está racionalizando la asistencia sanitaria para mejorarla en calidad y eficiencia, que solo se trata de ahorrar de la forma más rápida y sencilla, sin un esfuerzo por buscar las mejores alternativas al ahorro y sin pensar en el daño que se hace a las personas y al sistema. Es como si nuestras autoridades sanitarias estuvieran siendo manipuladas por alguna mano oculta que en realidad lo que trata es de aniquilar la sanidad pública.
Aurelio Fuertes. El Adelanto 21 Octubre 2012