Todos los animales se reunieron para homenajear al granjero, se jubilaba y querían hacerle un regalo por el buen trato recibido durante años. Coincidieron en que lo que a él mas le gustaba era desayunar y decidieron que en el futuro, entre todos, le facilitarían dicha comida.
La gallina dijo que colaboraría con sus huevos, la vaca colaboraría con su leche, pero faltaba algo para completar el festín. Se dieron cuenta que el tocino, que tanto le gustaba, colmaría sus apetencias. Miraron inquisitivamente al cerdo, que silbaba distraído, y cuando se dirigieron a él para pedirle su parte protestó airadamente: «una cosa es colaborar y otra implicarse».
Nuestro sistema sanitario público está formado por usuarios, gestores y trabajadores ;creemos que es bueno y que hay que mantenerlo. Sin embargo, no nos importa que se pueda deteriorar mientras no seamos los afectados directamente.
Hacemos un uso deficiente de los servicios, aún a costa del perjuicio que se pueda causar a otros conciudadanos, se gestiona con intereses de orden político más que técnico o incluso económico, y los profesionales no defendemos siempre su buen funcionamiento, aunque en ello vaya la supervivencia de nuestro trabajo.
Es decir, se echa en falta el espíritu de pertenencia colectiva, creer en lo que hacemos y para qué lo hacemos. En definitiva, echar más tocino y esto ya no es una fábula
Antonio Julián Martín. El Adelanto 20 Noviembre 2004