Glasgow es una famosa ciudad industrial escocesa. Quizás les sorprenda saber que la esperanza de vida en un barrio pobre de esta ciudad (Calton) es de sólo 54 años, frente a 82 años en uno de sus barrios ricos (Lenzie). Es una de las lacerantes conclusiones a las que ha llegado la Comisión de Determinantes Sociales de Salud de la OMS. La publicación de su excelente informe en agosto ha pasado de puntillas por las redacciones de los medios de comunicación españoles; sin embargo, sus conclusiones sobre desigualdades en salud (aquellas que se producen socialmente, que tienen un origen político, económico o cultural y que son injustas y evitables) deberían ser un mazazo a las conciencias de nuestra sociedad.
Las desigualdades en salud entre países son muy importantes, pero también existen en el interior de los mismos. Glasgow no es la excepción, en las áreas más deprimidas de nuestro país, mueren cada hora cuatro personas debido a la desigualdad social (35.000 muertes al año) y en EEUU se hubieran evitado 888.000 muertes en los años 90 si los afroamericanos tuviesen iguales condiciones sociales que los blancos; mientras tanto en ese periodo de tiempo, solo se evitaron 176.000 muertes debidas a los avances médicos.
Pero quizás no interesa que esto se sepa, hay pocos investigadores interesados y pocos recursos para investigar. Dentro del «paradigma biomédico» en el que nos movemos, es más rentable en todos los aspectos, investigar en factores genéticos o «estilos de vida», que son importantes como causa de enfermedad y muerte, si no olvidamos lo que la Comisión denomina «causas de las causas», o sea los factores sociales, económicos y políticos que anteceden a la generación de las causas antes citadas. Porque, convendrán conmigo, no todos los ciudadanos pueden elegir un estilo de vida saludable, como aconsejan los anuncios de las autoridades sanitarias («no fumes», «haz ejercicio»); por ello la oportunidad del lema que David Gordon contrapone: «no seas pobre, pero si lo eres deja de serlo lo antes posible».
Las desigualdades en salud entre países son muy importantes, pero también existen en el interior de los mismos. Glasgow no es la excepción, en las áreas más deprimidas de nuestro país, mueren cada hora cuatro personas debido a la desigualdad social (35.000 muertes al año) y en EEUU se hubieran evitado 888.000 muertes en los años 90 si los afroamericanos tuviesen iguales condiciones sociales que los blancos; mientras tanto en ese periodo de tiempo, solo se evitaron 176.000 muertes debidas a los avances médicos.
Pero quizás no interesa que esto se sepa, hay pocos investigadores interesados y pocos recursos para investigar. Dentro del «paradigma biomédico» en el que nos movemos, es más rentable en todos los aspectos, investigar en factores genéticos o «estilos de vida», que son importantes como causa de enfermedad y muerte, si no olvidamos lo que la Comisión denomina «causas de las causas», o sea los factores sociales, económicos y políticos que anteceden a la generación de las causas antes citadas. Porque, convendrán conmigo, no todos los ciudadanos pueden elegir un estilo de vida saludable, como aconsejan los anuncios de las autoridades sanitarias («no fumes», «haz ejercicio»); por ello la oportunidad del lema que David Gordon contrapone: «no seas pobre, pero si lo eres deja de serlo lo antes posible».
Aurelio Fuertes. El Adelanto 25 Octubre 2008