Castilla y León tiene 42 hospitales, de ellos 14 son generales y públicos, y dependen del Sacyl desde las transferencias en 2002. La tasa de hospitales y camas es similar a la del resto de España, también la distribución de su dependencia, hay más hospitales privados pero más camas públicas. Nuestros hospitales públicos están viejos y la mayoría de ellos precisan o están en proceso de renovación. Como novedad, se va a construir uno en Burgos por el sistema de iniciativa de financiación privada (IFP), que introduce un peligroso precedente de privatización y desestructuración del todo hospitalario (habrá partes del hospital con gestión pública y partes con gestión privada).
Cinco años después de las transferencias, nuestros hospitales están peor que estaban, son viejos en su estructura y sobre todo en su organización y funcionamiento, no se han adaptado a los vertiginosos cambios que se han producido en la sociedad y en la medicina. En tecnología médica están ligeramente por debajo de la media española, pero en tecnología de la información y la comunicación están a años luz de otras comunidades.
Sorprende que en una comunidad tan dispersa y envejecida, solo funcionen tres hospitales comarcales y que no exista un plan integrado de asistencia especializada, que establezca los objetivos y funciones de cada centro y la coordinación entre ellos, así como la estructura de atención a las zonas periféricas, con hospitales comarcales o con centros de especialidades. A esta ausencia de estrategia general y a la falta de inversión, hay que añadir una penosa política de personal y una política de conciertos nada transparente. Ha faltado incentivación para muchas propuestas innovadoras en el ámbito asistencial y no se ha desarrollado la necesaria participación de profesionales y de la comunidad.
En estos años se ha multiplicado la demanda asistencial y ha crecido muy poco el número de médicos y menos el de enfermeras, sin embargo ha crecido de forma exponencial el personal dedicado a la dirección y gestión. Tal vez por ello están las cosas como están.
Aurelio Fuertes El Adelanto 28 Abril 2007