Puntualmente, algunos acontecimientos, son el centro de interés de los diversos medios de comunicación, ello suele ser un peligro añadido por la mala interpretación que generalmente se hacen de los hechos. Emergen cíclicamente y por supuesto tienen gran repercusión negativa sobre la vidas de las personas, hay muertos, heridos, desplazados con gran coste sanitario, pero el origen está claro es geopolítico o económico. La expansión del Ébola en África, las guerras de Oriente Medio, de Ucrania, la tragedia de los que intentan pasar las fronteras para poder vivir etc. Me detengo en una, aunque todas nos deberían hacer pensar lo que somos a nivel global.
El genocidio de los palestinos de Gaza (comparen el número de muertos, no ya el de víctimas, que se han publicado de los contendientes, fíjense en la calidad de las víctimas, casi todos soldados por un lado y casi todos civiles, mujeres y niños principalmente por otro) ha provocado reuniones de alto nivel, comunicaciones oficiales de condena, caen en terreno baldío, los invasores del gueto, que habían previamente organizado se han ido cuando han querido, no cuando la ONU ni las organizaciones humanitarias denunciaron la masacre que se estaba produciendo. Las cicatrices duraran años, la “vacuna preventiva” por parte del estado de Israel, está administrada, se busca el efecto de intimidación y no tiene en cuenta los daños que produce muerte destrucción…
Al utilizar la razón de la fuerza están perdiendo algo que tenían ganado tras sufrimientos históricos pasados, esa fuerza de la razón en la que se asentaban.
Todos sabemos, lo que cuesta salvar o mantener la vida, por ello como sanitario me enfurece, que la violencia sea moneda de cambio de los intereses políticos, no creo en ellos pero si estoy agradecido a ese puñado de “compañeros humanitarios” que se la juegan, para mantener la existencia de esos pueblos por si algún día cambian las cosas. Gracias
Antonio Julián (ADSP) 21 Agosto 2014 También en La Crónica