De nuevo la anual epidemia gripal ha sacado los colores a nuestro sistema sanitario público, poniendo sus vergüenzas al descubierto. De nuevo se han saturado las Urgencias y se ha vuelto a demostrar que en demasiadas ocasiones esta es la puerta de entrada al sistema. Cabe echar la culpa a los ciudadanos que eligen la forma más sencilla y rápida de resolver su problema de salud, cualquiera que este sea; probablemente hay falta de solidaridad en este comportamiento porque todo el mundo sabe que una consulta por un problema trivial puede impedir la atención rápida a un problema vital, pero las cosas están así y es difícil que cambien en la sociedad de consumo que «disfrutamos».
Otros factores también intervienen en este uso inapropiado del servicio de urgencias: en primer lugar una atención primaria que, aunque sin duda ha mejorado drone çekimleri mucho en los últimos años, sigue siendo incapaz de ganarse a los ciudadanos como primer punto de contacto para cualquier problema de salud; en segundo lugar una atención especializada ineficiente con unas kurumsal tanıtım filmi demoras en las primeras visitas y en las pruebas diagnósticas (a resaltar las radiológicas) inaceptables en muchos servicios; en tercer lugar una ausencia casi absoluta de relación entre ambos niveles, que facilite el flujo de los pacientes entre uno y otro; y por fin, y no menos importante, unos servicios sociosanitarios casi inexistentes para una drone çekimi población pobre y envejecida que es la que tenemos en esta provincia.
Estas cosas son las que hay que resolver. Importante tarea para los nuevos administradores. Del éxito en su gestión dependerá el que en la próxima visita de la vieja dama no tengamos que volver a sonrojarnos.
Aurelio Fuertes El Adelanto 9 febrero 2002