Cada ciertos años, cambian los planes de estudio en las Facultades de Medicina. Con los cambios hay también pequeñas variaciones en los «curricula» y poquísimos cambios en sus contenidos.
No vamos a referirnos aquí a las bondades ni a las maldades de los diferentes planes de estudio. El plan de estudios por asignaturas o el de la enseñanza integrada o el orientado a la resolución de problemas tienen sus defensores y detractores y, en mi opinión, ninguno de ellos tiene ventajas importantes sobre los otros.
Cualquier plan de estudios ha de supeditarse a los objetivos docentes que, en el caso de las Facultades de Medicina, han de corresponder a las necesidades de la sociedad.
La primera condición que ha de tener un plan de estudios es la flexibilidad para adaptarse a los objetivos docentes y a la demanda social. Un plan de estudios no debe jamás encorsetar los objetivos docentes.
Un plan de estudios debe aportar amplios conocimientos básicos que permitan al médico continuar la formación especializada, la formación continuada, la investigación y la docencia universitaria.
Un plan de estudios debe, finalmente, coordinar los tres niveles de formación en Medicina: el pregrado, el postgrado y la formación continuada.
PABLO DE UNAMUNO. El Adelanto 24 Abril 1999