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Doctor, no me mande quedarme en casa, no puedo coger la baja, me echarían del trabajo…». Este comentario, con matices, lo vengo escuchando cada vez con más frecuencia en los últimos tiempos y créanme era excepcional hasta hace muy poco. Sin embargo, es muy probable que la escena se repita con mucha mayor frecuencia. La causa será la Reforma Laboral recién aprobada que modifica el artículo 52.b del Estatuto de los Trabajadores, permitiendo el despido por causas objetivas a aquellos trabajadores que tengan ausencias entre el 20 al 25% de la jornada laboral, incluyendo las bajas por enfermedad común de duración inferior a los 20 días, sin tener en cuenta la tasa de absentismo de la empresa, como sucedía hasta ahora.
De esta forma, un trabajador con una jornada de 40 horas semanales puede ser despedido si está 8 días de baja en 2 meses. La consecuencia de esto es que disminuirán las bajas por enfermedades agudas por temor de los trabajadores a ser despedidos con el consiguiente riesgo para su salud, no solo por el proceso que le enferma sino por los riesgos de sufrir un accidente laboral al tener sus capacidades físicas disminuidas.
Con todo, este no es el peor efecto sobre la salud de la Reforma. Al facilitar con ella el despido, aumentará el desempleo y al dejar la capacidad de fijar los salarios principalmente en manos de los empresarios, habrá un serio riesgo de que aumente la desigualdad económica y social; y el desempleo y la desigualdad social son circunstancias que enferman.
Los recortes que se vienen produciendo en sanidad y la reforma laboral son claramente perjudiciales para la salud y el gobierno no informa de ello. Es otro motivo más que justifica la convocatoria de huelga del día 29.
Aurelio Fuertes El Adelanto 25 Marzo 2012
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