Acabamos de celebrar unas elecciones legislativas en las que no han faltado los debates políticos y sin embargo en ellos se ha echado de menos las propuestas en sanidad, pese a ser ésta una de las principales preocupaciones de los ciudadanos y a suponer una parte muy importante del gasto público, aunque en este caso corra fundamentalmente a cargo de las cuentas de las CCAA. Estamos a tiempo, ahora es el momento de negociar coaliciones de gobierno y en último caso habrá una nueva oportunidad si se plantean nuevas elecciones.
La situación de la que partimos no es buena, la financiación sanitaria sigue estando por debajo de la media europea y el deterioro del sistema público ha sido evidente durante la última legislatura, en gran medida debido a los recortes en personal llevados a cabo por el Gobierno Rajoy (25.000 sanitarios menos desde 2012), justo cuando la presión asistencial aumentaba y entre otras causas por el empobrecimiento de la población y el crecimiento de las desigualdades sociales, al que ha contribuido las políticas de austeridad gubernamental (Por qué la austeridad mata. Stuckler y Basu). De otra parte ha continuado con renovada fuerza el intento de privatizar lo público por la vía de la gestión privada de los hospitales de todos (Madrid), de introducir nuevas medidas de copago farmacéutico que no han hecho decrecer el gasto farmacéutico pero si han contribuido a que muchos pensionistas no tomen su medicación, y por fin la pretensión, vía Real Decreto Ley 16/2012, de cambiar el Sistema Nacional de Salud (universal y con financiación a cargo de los presupuestos del Estado) por un sistema que restringe el derecho a la sanidad pública a aquellos que disponen de un seguro.
El debate sobre el futuro de nuestro sistema sanitario apenas ha pasado de los lugares comunes: parece existir acuerdo en su excelencia y en su defensa (¡algo es algo!). Las primeras fisuras se abren con el copago y el ya citado Real Decreto, todos están de acuerdo en su eliminación excepto los partidos de derechas (PP y C´s). Hay algunos apuntes más: la propuesta de introducir el derecho a la asistencia sanitaria en la reforma constitucional, hacer un pacto por la sanidad como el de Toledo para las pensiones, establecer una financiación más en consonancia con nuestro entorno…Parecen interesantes pero falta definición. Hay otros muchos asuntos pendientes: qué hacer con el Consejo Interterritorial hasta ahora tan poco funcional? Para cuándo una financiación sanitaria finalista para las CCAA, que impida que el dinero que va para sanidad no se gaste en otras partidas? No es hora ya de hacer una tarjeta sanitaria unitaria para todo el Estado? Y de profesionalizar la gestión sanitaria? Qué queremos hacer con la Atención Primaria y cuándo se va a financiar en consonancia con lo que de ella demandemos? Cómo vamos a transformar el sistema para la atención a los pacientes crónicos y pluripatológicos, los grandes consumidores del sistema? Cómo se va lograr una relación eficiente y fluida entre los niveles asistenciales y de éstos con la atención sociosanitaria? Qué papel debe jugar en el sistema la enfermería? Hasta dónde el papel complementario de la Sanidad Privada? Qué hacer con MUFACE y con ISFAS? Para cuándo una Agencia Unica de Compras para productos sanitarios que abarate costes? Vamos a seguir desgravando las contrataciones de seguros sanitarios particulares o de empresas favoreciendo así a las empresas del sector? Se va a plantear una educación en las ciencias de la salud que vaya más allá los aspectos biólógicos de la salud y la enfermedad? Se puede plantear una investigación sanitaria de calidad independiente de las multinacionales farmaceúticas y tecnológicas?…
Esto es solo un pequeño listado de preguntas, después de las respuestas habrá que explicar cómo se realizan los cambios y finalmente como se ajustan los gastos que conlleven. ¡Mucho por debatir!
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública
Salamanca enero-2016