Desde hace tiempo venimos oyendo que la asistencia sanitaria no es sostenible y que son precisas profundas reformas que permitan incorporar otros modelos de gestión diferentes de la pública. Tras ello generalmente se esconde una propuesta encubierta de gestión y provisión privada. Se cuestionan numerosos aspectos del modelo sanitario público, pero muy pocos cuestionan los cambios acaecidos en las últimas décadas donde los grandes hospitales de agudos no sirven, o son muy caros, para atender la patología más prevalente: las enfermedades crónicas.
Un tercio de la población española padece alguna enfermedad crónica y más de 7 millones de personas más de una simultáneamente. El 80% de las consultas de atención primaria y el 60% de los ingresos en grandes hospitales son producidos por enfermedades crónicas. Estas suponen el 75% del gasto sanitario. El envejecimiento de la población hace esta tendencia imparable: cada vez habrá una población más envejecida, con mayor número de enfermedades crónicas y que demandará más recursos, lo que puede estrangular el sistema sanitario público, con o sin crisis económica.
El modelo asistencial no ha cambiado en los últimos 40 años y seguimos teniendo un sistema que desprecia la prevención (único factor capaz de cambiar la tendencia) y desde el punto de vista asistencial permanece organizado para atender patologías agudas. Obviamente se ve obligado a atender patologías crónicas, pero con dos limitaciones: es incomodo para los pacientes y muy caro para el estado. Es un sistema poco eficaz y muy ineficiente.
Es preciso reorganizar la asistencia sanitaria desplazando recursos desde los hospitales para agudos a modelos integrados de todos los recursos asistenciales disponibles: sanitarios y de servicios sociales. Estos modelos dirigidos a la atención a pacientes crónicos y que integran todos los recursos, presentan dos ventajas: los pacientes se sienten más atendidos (reciben una atención continuada en su propio medio, en residencias asistidas o en hospitales para crónicos) y son mucho más baratos. En términos de gestión este modelo es mucho más eficaz, pero también más eficiente.
Miguel Barrueco.
Publicado en «El Adelanto», 21 Agosto 2010