No es tan obvio como pudiera parecer que la introducción de las historias clínicas electrónicas mejoren necesariamente la atención clínica. El hecho de que un documento tenga un formato electrónico nada dice, naturalmente, de la calidad del documento, tan solo de su potencial de distribución y acceso, de su reproductibilidad o de que el texto sea simplemente legible. Como en tantas otras cosas, nos hemos metido de hoz y coz en esta aventura informática, usando la razón bruta, peor mil veces que la fuerza bruta, sin ponderar suficientemente sus consecuencias y es ahora, cuando la diseminación de los ordenadores por consultorios y centros de salud es una realidad, que comprobamos que los estudios no mentían, que otros que habían andado el mismo camino antes ya habían mostrado, y demostrado, las limitaciones que tiene y los efectos secundarios que produce.
Investigadores de las universidades de bornova escort Harvard y Stanford publicaron en el año 2007 un estudio de más de 50.000 historias clínicas comparando aquellas que eran electrónicas con las otras en el formato de papel habitual y valorando 17 indicadores oficiales de calidad asistencial de la atención ambulatoria. Dos mejoraban (sin tirar cohetes), uno empeoraba (tampoco mucho) y el resto ni se inmutaban. Confusión, ansiedad, frustración y creación de izmir hatay escort conflictos innecesarios son términos que forman parte del conocimiento clásico de la introducción de una herramienta informática, incluso siendo buena, en un contexto organizativo insuficientemente adaptado. Si el análisis del sistema que pretende optimizar es erróneo en su finalidad, los equipos son inadecuados, las comunicaciones insuficientes y el programa desajustado buca escort con el proceso que pretende servir, la supuesta innovación informática se convierte en un instrumento refinado de tortura, en un juguete burocrático y perverso para producir estadísticas equivocadas, a costa de que el encuentro del paciente y el médico pierda su significado clínico. Confío en que aún se siga pensando que esto último es también importante para el médico general.
Empeorará.
José Manuel Iglesias. El Adelanto 9 Mayo 2009