Con demasiada frecuencia se nos quiere deslumbrar mostrándonos lo último en tecnologías o instalaciones médicas.
Aunque estas instalaciones pueden contribuir a nuestro bienestar, no podemos confundir la mejora en la salud con aspectos puntuales, a veces de tintes consumistas.
Parece contradictorio que en la avanzada sociedad actual se esté produciendo un incremento de enfermedades infecciosas que se pensaron ya vencidas, la tuberculosis por ejemplo.
La salud de una comunidad aumenta proporcionalmente a su nivel socioeconómico y cultural, a la mejora de su entorno, a la adquisición de hábitos de vida saludables y a la existencia de un sistema sanitario eficiente y equitativo (igual de accesible para toda la población).
El auténtico progreso médico se da cuando un sistema sanitario promueve la salud, previene la enfermedad y permite el acceso de todos los ciudadanos a los cuidados sanitarios.
Claro que esto no excusa a las autoridades de dotar los centros sanitarios de las innovaciones que eviten esperas y solucionen mejor los problemas de salud; no hacer esto es permitir, desde fuera del sistema público, una competencia desleal.
Miguel González Hierro. El Adelanto 10 abril de 1999