En Sanidad son importantes los edificios, los aparatos sofisticados y las medicinas; pero lo más importante para que el sistema funcione son los profesionales.
En organizaciones grandes y con el trabajo estructurado se puede funcionar por inercia mucho tiempo, sin una buena Dirección, mientras haya profesionales que desarrollen con integridad su cometido. Pero, al cabo, la organización se resiente.
En Castilla y León los seguros privados tienen cada vez más afiliados; y los profesionales formados en nuestras universidades o en nuestros hospitales, prefieren no trabajar en Castilla y León. ¿De quien depende? Los políticos tienen deberes: los compromisos que han adquirido con la sociedad. Por ello cobran un sueldo. O más. Que aumenta la lista de espera y los clientes que se pasan a los seguros: que se les baje el sueldo. Que disminuye la lista de espera; que se les suba.
Entre los muchos errores de los dirigentes de la Sanidad en Castilla y León: No están convencidos del modelo que gestionan. Defienden la Sanidad privada y gestionan la salud pública.
Carecen de política de personal. Gestionan la cosa pública sin criterio. Confunden los intereses de la pública y de la privada y no aplican las normas.
Hay un sinfín de ejemplos: Aumentan el sueldo sin que vaya ligado a una mayor eficiencia del sistema. Rebajan el horario, en un intento de converger con Europa; sin aumentar plantilla: aumentan las horas extra y disminuyen el tiempo de atención.
Aumentan el presupuesto para aumentar plantilla de personal: y se lo gastan en pagar la exclusiva a los que trabajan para la privada.
Aumentan los días de descanso: y se suprimen consultas, y se aumenta la lista de espera, porque no han previsto que si se disminuyen las jornadas de trabajo, el sistema se les va a desbordar. En Primaria intentan redimensionar plantillas y crean un engendro y consiguen armar una gresca. Puede surgir la duda de cómo piensan ahí arriba. Si piensan que es mejor una Sanidad privada, lo están haciendo bien.
En todo caso los profesionales pierden. Y los ciudadanos, más.
Ildefonso Esteban.
Pubicado en «El Adelanto», 5 enero 2008