En otra ocasión dijimos que uno de los objetivos de las Facultades de Medicina es el de formar médicos interesados por el trabajo en equipo. La especialización y el uso de tecnología cada vez más avanzada hacen todavía más necesario el trabajo en equipo.
No debe entenderse por trabajo en equipo solamente aquel que un grupo de personas realiza en un servicio hospitalario o en un espacio reducido. El trabajo en equipo se puede llevar a cabo también en un Area de Salud y ser desarrollado por un conjunto de médicos cuya unión física se realiza, generalmente, en un Centro de Salud. En estos Centros se ha solucionado el aislamiento a que estaban obligados, en la mayoría de los casos, los médicos de Atención Primaria, y se ha favorecido el trabajo en equipo. Desgraciadamente ha ocurrido lo contrario en los servicios hospitalarios en los que la atención personal y la libre elección de especialista favorecen el trabajo individual.
Un equipo de trabajo ha de tener unos objetivos concretos bien definidos, meditados y consensuados por todos sus miembros. El ejercicio que supone la determinación de estos objetivos y su consecución mantienen la unidad del equipo. Su Jefe, con experiencia en la gestión, con actitud democrática, con dedicación exclusiva y sin caracter vitalicio, es una pieza fundamental en el funcionamiento del grupo de trabajo y en el logro de los objetivos.
Estos equipos tienen, en general, una serie de ventajas entre las que podríamos citar: la consecución de objetivos ambiciosos, irrealizables por una sola persona, la sustitución fácil y rápida de uno de sus miembros, el intercambio de pareceres ante problemas concretos de la labor diaria y, sobre todo, la mayor facilidad para la formación médica continua. El trabajo en equipo estimula y, sobre todo, obliga a una constante puesta al día. Por ello es lamentable que ésto, precisamente, sea el motivo de rechazar el trabajo en equipo.
Los peligros de los equipos de trabajo se deducen de todo lo dicho anteriormente: falta de comunicación, ausencia de objetivos y deficiente dirección; aunque probablemente el mayor peligro de un equipo de trabajo sea la heterogeneidad en la dedicación de los diferentes miembros del equipo. Esta sobre todo puede conducir a no alcanzar un consenso en la fijación de los objetivos
PABLO DE UNAMUNO.
Publicado en «El Adelanto», 26 diciembre 1999