Siempre me he preguntado por qué los funcionarios públicos, los miembros de las fuerzas armadas y de los organismos judiciales españoles no reciben, todos, la asistencia sanitaria a través del sistema público de salud.
Es un colectivo de 2.200.000 hombres y mujeres, muchos de ellos profesionales cualificados y con gran capacidad de influencia directa en la sociedad. Y , lo que en mi opinión es más importante, de forma indirecta, puesto que, en muchos casos, sus decisiones representan para la población un ejemplo ante determinadas elecciones en la vida. ¿A quién mejor seguir como guía que al profesor, a la jueza…?
Si ellos, que tienen conocimientos, contactos, información, seleccionan para recibir asistencia sanitaria las compañías privadas será porque “serán mejores”… Esta segunda razón es la que más me preocupa, la pedagogía, en mi opinión, trasmitida por un grupo seleccionado al resto de la sociedad que ve esas actitudes como camino a seguir.
Creo que la atención sanitaria recibida en España a través del sistema público debe ser universal. Creo que es globalmente mejor que la que es posible obtener de compañías privadas y creo también que la asistencia sanitaria a funcionarios por compañías privadas genera inequidad .
Ocurre que, mientras son jóvenes y están sanos, los funcionarios seleccionan el sistema privado para evitar así listas de espera en el acceso a especialidades en las que encuentran remedios a problemas de salud menores. Pero se produce una migración de pacientes hacia el sistema público cuando aparecen patologías severas o se llega a la edad de jubilación. Esta es la conclusión a la que he llegado desde mi experiencia profesional, en mi consulta de medicina de familia en el sistema público.
En las ciudades, los funcionarios que seleccionan sistema privado lo hacen también para poder elegir médico. En el sistema público, el paciente puede elegir su médico de familia entre todos aquellos que trabajan en el centro de salud correspondiente, pero no se puede elegir profesional de otra especialidad. Y en un pueblo, un funcionario ha de recibir la asistencia por parte del médico de familia del sistema público, que es el único disponible.
La investigación realizada por el Departamento de Métodos Cuantitativos en Economía y Gestión de la Universidad de Gran Canaria demuestra , entre la población de mutualistas de MUFACE que reciben asistencia sanitaria por el sistema público, una incidencia de enfermedades oncológicas mucho mayor que la que corresponde a la media ( el 57 % son portadores de tumores sólidos con metástasis, 76 % linfomas), pero los problemas de salud menos graves como diabetes, hipertensión, enfermedad pulmonar crónica u obesidad son hasta un 50 % menos frecuentes que en población general. Concluyen que esto es así porque un número cada vez mayor de pacientes mutualistas de MUFACE con enfermedades graves o ancianos seleccionan el sistema público para obtener atención sanitaria mientras que los mutualistas con patologías menos graves permanecen en las compañías privadas.
Hay un aspecto muy importante en mi opinión. Al analizar los motivos por los que una parte de los funcionarios seleccionan mayoritariamente la sanidad privada se aprecia que son razones de comodidad, evitar listas de espera o de hospedería,como el hecho de tener mejores condiciones de las habitaciones hospitalarias durante los ingresos. Estos serían pues objetivos de mejora del sistema público, una obviedad por todos reconocida .
Pero hay otra razón fundamental para la selección que realizan los funcionarios. Es el tiempo de atención que el médico de familia les puede prestar. Ni siete ni diez minutos, sino el que precisen según el motivo que les haya llevado a la consulta. En esos siete o diez minutos no es posible siquiera acercarse al conocimiento de lo que al paciente le ocurre y mucho menos seleccionar o llevar adelante un plan terapéutico.
En ello deberían estar trabajando intensamente las administraciones sanitarias, en organizar la asistencia, en disminuir burocracia o en redirigir las tareas a las personas que pueden y deben realizarlas. El médico, recordemos, está para atender pacientes, objetivo último del sistema.
Se incrementó el presupuesto dedicado a Atención Primaria pero nada ha cambiado en lo esencial. Se trata de disponer de tiempo. Tiempo para dedicar a quien acude a la consulta, tiempo para dedicar al enfermo en su domicilio.
Sólo cuando esto se logre todos desearemos ser atendidos en el Sistema Público de Salud.
Emilio Ramos