Fuera del horario laboral la urgencia rural se atiende desde el Centro de Salud. Un 10% de los requerimientos son a domicilio.
Para desplazarse los sanitarios cuentan con un vehículo cuyo uso se comparte con veterinarios y enfermería. El coche carece de mantenimiento fiable, de equipamiento específico, no sirve para transportar enfermos y, por supuesto, carece de conductor. Por su uso múltiple y por el tiempo que pasa a la intemperie es inútil intentar mantener en su interior cualquier equipamiento, así que para cada aviso el médico prepara el material que le parece con los pocos datos de que dispone, conduce el mencionado coche por las carreteras de la zona (los sanitarios no tienen que ser expertos conductores) y llega al domicilio donde comienza realmente su trabajo. Todo el tiempo que el sanitario está desplazándose no está disponible para actuaciones sanitarias. Tampoco puede priorizar su actividad en función de la gravedad de cada caso.
Por otra parte en las casas de los pueblos las camas suelen estar en alcobas sin luz, con mal acceso para explorar al paciente y en ocasiones sin la suficiente higiene para aplicar algunas técnicas. Hay un déficit de tipo social, por la dispersión y la falta de autonomía de la población rural, que se intenta suplir desde el sector sanitario con el resultado de una atención peor que la que reciben los pacientes que se desplazan al Centro y con un uso inadecuado de los recursos de personal.
Transportar a los pacientes al Centro con cargo a la Administración sería una mejora sustancial en la calidad del servicio con poco gasto y menos alharacas.
Concha Ledesma. El Adelanto 29 Agosto 1998